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¿Qué es la crianza compartida? 8 consejos para gestionarla de forma adecuada

¿Qué es la crianza compartida y cómo gestionarla con éxito? Tanto si estás separada, divorciada o quieres criar a tu hijo sin suscribir un acuerdo de paternidad tradicional, es posible que estés buscando formas de compartir las responsabilidades de crianza con alguien con quien no mantiene una relación íntima. Ahí es donde entra en juego la crianza compartida: todo lo que hagas para que funcione ayudará al bienestar de tu hijo ahora y en el futuro. Sigue nuestra práctica guía para saber qué implica y obtener consejos, desde el acuerdo sobre los principios básicos hasta el uso de una aplicación de crianza compartida, para saber cómo hacerlo.

7min de lectura Sep. 7, 2022

1. Nuestra definición de crianza compartida

Si buscas «crianza compartida» en un diccionario, o «qué es la crianza compartida» en internet, puede que encuentres que se define como el hecho de que los padres divorciados o separados comparten el cuidado y la custodia de sus hijos a partes iguales. Pero hoy en día la definición de crianza compartida se ha ampliado para incluir diferentes tipos de acuerdos de crianza y estructuras familiares, como los coprogenitores elegidos o cuando los progenitores cuentan con la ayuda de sus propios padres. En países como la India o Arabia Saudí, donde es habitual que los hogares incluyan a los abuelos o que la familia lejana viva cerca, otros miembros de la familia pueden desempeñar un papel fundamental en la crianza del niño, aunque no asuman el título oficial de «coprogenitor». Los acuerdos de crianza compartida no siempre son iguales, pero el tema común es que los coprogenitores se centran en el bienestar del niño más que en su relación con la otra persona y, en la medida de lo posible, se esfuerzan por ser poco conflictivos y cooperativos.

 

2. Sitúa a tu hijo en el centro de tu plan de crianza compartida

Cuando se trata de consejos esenciales para la crianza compartida, lo primero es reconocer el derecho de tu hijo a recibir atención de ambos (o más) progenitores, sea cual sea tu relación con el coprogenitor. Este principio rector puede ayudar a rebajar las tensiones y evitar disputas, así como a combinar la toma de decisiones y la resolución de problemas. Empezar con las necesidades y el bienestar de tu hijo como objetivo común es el camino hacia resoluciones más equilibradas, menos conflictos y un plan de crianza compartida más saludable, ya sea planificando cuántas noches pasa tu hijo con cada uno de los padres, decidiendo si es mejor que tu hijo tenga más de un hogar o solo uno (lo que a veces se denomina «nido de pájaros» o «crianza compartida con nido de pájaros»), o eligiendo la guardería o los colegios.

 

3. La cooperación es fundamental

Aunque no tengas una relación íntima con tu(s) coprogenitor(es), sigues teniendo una relación muy estrecha. Y para trabajar bien en equipo hay que cooperar al máximo. Esto puede ser bastante sencillo si son coprogenitores por elección y han negociado gran parte de su plan de crianza compartida antes de que naciera o se concibiera el bebé. Por otro lado, puede constituir un reto especialmente, por ejemplo, si se está pasando por una separación o divorcio, si se ha separado o divorciado recientemente, o si hay problemas con la nueva pareja de un coprogenitor. Por difícil que sea, uno de los mejores consejos para la crianza compartida es intentar dejar de lado las diferencias personales, tratar a tu coprogenitor al menos con el mismo nivel de respeto que a un socio comercial y centrarse en el objetivo: el bienestar de tu hijo.

 

4. Busca la consistencia

Los niños se desarrollan con la rutina y la coherencia, así que haga todo lo posible por proporcionarlas, aceptando que habrá variaciones entre los diferentes hogares y padres. Seguir horarios y enfoques de crianza similares ayudará a tu hijo a sentirse seguro sea cual sea el progenitor con el que esté. Asimismo, si son coherentes en la cooperación, la comunicación y la compasión como coprogenitores, estarán dando importantes lecciones a tu hijo a la hora de enfrentarse a situaciones y personas difíciles en su vida, por no hablar de que es posible formar una familia afectuosa con padres que viven su vida por separado.

 

5. Da prioridad a la buena organización y a la comunicación

La vida en distintos hogares aumenta la probabilidad de que se produzcan situaciones caóticas, como faltar a citas u olvidar los deberes. Y, por supuesto, también querrá saber qué le pasa a tu hijo cuando no está con él. Así que busca la manera de que la comunicación y la organización sean lo más fluidas y fáciles posible. Si no quieres hacer malabares con el correo electrónico, los mensajes de texto, la mensajería y los calendarios, una buena aplicación de crianza compartida puede ayudarte. Muchas combinan funciones como un calendario familiar compartido, listas de tareas, recuento de gastos y un diario. También tendrás que decidir cómo se comunica tu hijo con el otro o los otros progenitores cuando esté contigo. Intenta permitir las llamadas telefónicas y los mensajes en horarios razonables y dentro de unos límites y tiempos justos. Respeta siempre los límites de tu coprogenitor cuando se comunique con tu hijo; es importante que les dejes disfrutar de su tiempo juntos. Y por último, pero no menos importante, nunca permitas que tu hijo sea el intermediario de los mensajes entre los dos. No solo es probable que los mensajes no lleguen, sino que también estás poniendo a tu hijo en la posición injusta de recibir potencialmente el descontento de los progenitores al recibir o dar mensajes.

 

6. Prepárate para comprometerte

El compromiso es importante en cualquier relación de éxito, y no digamos ya en la crianza compartida. Al igual que si practicaras la crianza equitativa en el mismo hogar, tendrás que aceptar que habrá diferencias en la forma de criar de cada uno. Siempre que seas muy coherentes en tu enfoque, tu hijo debería estar bien. Recuerda también que tus necesidades individuales y familiares pueden cambiar de tanto en tanto. Así que, sea cual sea tu plan de crianza compartida, intenta que no sea demasiado rígido y prepárate para modificarlo cada cierto tiempo. Si tu coprogenitor y tu hijo quieren hacer algo juntos en un día que suele coincidir con el tuyo (por ejemplo, el cumpleaños de un coprogenitor), pregúntate si todos se benefician realmente de mantener el plan o si sería mejor ajustar el calendario.

 

7. Practica la compasión con tu coprogenitor y tu hijo

Intenta ponerte en el lugar de tu coprogenitor y de tu hijo. Puede que les cueste adaptarse a una nueva estructura familiar o a una nueva rutina, o que les resulte difícil gestionar sus emociones. Puede que se enfrenten a mayores presiones en el trabajo o en los estudios, o que simplemente les resulte difícil lidiar con las presiones que conlleva una familia que vive en distintos hogares. Es probable que se echen mucho de menos. Permíteles expresar sus sentimientos y frustraciones, y trátalos con la misma amabilidad y respeto con que te gustaría que te trataran a ti.

 

8. Si puedes, planifica algo de tiempo juntos

Si tienes una relación amistosa con tu coprogenitor, quizá quieras programar una comida compartida o una salida familiar periódica, o al menos compartir tiempo juntos durante los periodos festivos y los acontecimientos importantes. Hacerlo puede fortalecer tu relación, además de proporcionar a tu hijo recuerdos felices y una sensación de seguridad. También significa que todos podrán disfrutar de momentos familiares al mismo tiempo.

 

9. ¿Os cuesta hacer que funcione? Prueba con asesoramiento sobre crianza compartida

Recuerda que tu bienestar mental es una prioridad para ti y para tu hijo, y que aprender a ser coprogenitor puede conllevar tiempo y apoyo. La terapia de pareja no es solo para las parejas que permanecen en una relación; de hecho, muchos terapeutas trabajan durante y después de la separación. Y también hay muchos que se especializan en ayudar a la gente a negociar la crianza compartida, a menudo actuando como terapeuta, asesor de crianza y mediador en uno. Disponer de un espacio neutro y de un terapeuta de crianza compartida imparcial que os ayude a gestionar vuestras funciones como coprogenitores y a resolver posibles desacuerdos puede resultar muy valioso a la hora de afrontar emociones difíciles o de plantear enfoques que no se os habría ocurrido solos. También los coprogenitores elegidos pueden querer buscar asesoramiento sobre crianza compartida como parte de la planificación previa o posterior al nacimiento.