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Etapa del bebé 6-8 meses
Programa Educativo de Nutrición
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Alimentación perceptiva del bebé: qué hacer y qué no hacer

Comprueba cuántas de estas tácticas de alimentación perceptiva utilizas cada día con tu bebé.

6min de lectura Ene. 9, 2020

La forma de alimentar a tu bebé es igual de importante que los alimentos que le das. Tendrás que saber qué esperar y qué hacer cuando empiece a comer otros alimentos. Comprueba cuántas de estas tácticas de alimentación perceptiva utilizas cada día con tu bebé.

Alimentas a tu bebé cuando tiene hambre

Buscas señales de que quiera comer, como que abra la boca y se acerque a la cuchara.

El bebé no quiere comer: no sigues

Pones la cuchara a un lado cuando te indica que no quiere más. Así fomentas buenos hábitos alimentarios. Te lo indicará cerrando la boca, apartando la cabeza o distrayéndose fácilmente con otras cosas.

Te das cuenta si solo está jugando

Los bebés descubren cosas con la boca. Si solo se mete la cuchara en la boca por curiosidad, como hace con los juguetes, es probable que tu bebé no quiera comer por ahora. Deja que juegue con la cuchara, pero retira la comida.

No lo obligas a terminar el plato

La mayoría de los bebés saben regular su alimentación, así que no fuerces a que termine la comida si parece no tener interés.

Alimentación del bebé: cada cucharada va cargada de cosas buenas

El estómago de tu peque es diminuto comparado con el nuestro, así que haz que cada cucharada de la alimentación del bebé cuente y ofrécele alimentos repletos de nutrientes. A la edad de seis-ocho meses, tan solo un tercio (unas 200 calorías) de la nutrición diaria del bebé viene de los alimentos complementarios, ya que la leche materna aporta el resto. Cada cucharada tiene que ser un paso en el aprendizaje de hábitos alimentarios saludables, con comidas, meriendas y cenas de frutas, verduras, carne y cereales. El aporte de hierro del bebé es especialmente importante ahora. En una publicación reciente se ha demostrado que los cereales infantiles constituyen parte de la dieta del 75 % de los bebés de seis a nueve meses en Estados Unidos. Los cereales infantiles son la principal fuente de hierro de la alimentación del bebé.

No añades azúcar ni sal

Los profesionales sanitarios recomiendan que los azúcares añadidos (azúcares añadidos durante la fabricación, por ti o un cocinero) y los azúcares que se encuentran de forma natural en siropes, zumos de fruta y concentrados de fruta no deben constituir más del 10 % de las calorías del bebé procedentes de alimentos complementarios. Mira la etiqueta cuando estés comprando. Piensa en una selección saludable que incluya nutrientes importantes. No compres alimentos azucarados ni bebidas edulcoradas.

Alimentación saludable del bebé a intervalos regulares

Ofrécele alimentos saludables cuando le toque comer y deja que decida cuánto quiere, si es que quiere comer. Mientras su dieta sea equilibrada, no hay por qué preocuparse. Al final se acostumbrará a un patrón de comidas regulares.

No te preocupas si el bebé no quiere comer mucho

Cuando empieces a introducir alimentos, tal vez solo quiera probar una cantidad diminuta en cada comida. Seguirá recibiendo la mayoría de las calorías de la leche materna. Además, necesita tiempo para aprender a comer con la cuchara. No lo fuerces a que coma más. Es totalmente normal que su apetito cambie de un día a otro. Relájate y déjate llevar. "Forzar al niño a que coma se ha asociado a una ingesta menor de alimentos saludables y a un rechazo general hacia la comida", explica Lisa Fries, PhD, experta en comportamiento del Centro de Investigación de Nestlé en Suiza. "Esta presión hace que las comidas resulten estresantes para el niño y puede provocar asociaciones negativas con los alimentos que se le ofrecen. Si la hora de la comida es relajada, seguro que vuelve a probarlos la próxima vez".

No dejas de introducir variedad a la alimentación del bebé

Sigues introduciendo variedad de verduras, frutas, legumbres, carnes y cereales aunque no tengas una reacción positiva cada vez que lo hagas. Los bebés prefieren por naturaleza los sabores dulces, pero eso no quiere decir que estos sean los únicos que disfrutarán.

No te rindes después de uno o dos intentos

No te rindas. Tu bebé necesitará bastantes intentos (hasta ocho, en distintas comidas y días) al probar un nuevo alimento para aprender a aceptarlo y que le guste el sabor. Cuanto mayor sea la frecuencia con que le ofrezcas un nuevo alimento, mayor probabilidad habrá de que le acabe gustando.

Combinas sabores conocidos y nuevos

Prueba a darle un alimento que sabes que le gusta junto con uno nuevo. Puedes poner un poquito de los dos sabores en la misma cucharada para introducir el nuevo alimento. Si lo acepta bien, prueba a dárselo solo.

No le ofreces demasiadas opciones en una sola comida

La variedad es importante, pero puede desconcertarle tener demasiadas opciones en la misma comida.
Dale la oportunidad de probar y asimilar nuevos sabores poco a poco.

Le das de comer la cantidad que quiera

Tu bebé te hará saber con su lenguaje corporal, sus expresiones faciales y la boca bien abierta si aún tiene hambre. Deja que decida cuánto quiere comer.

No le das solo lo que más le gusta

Puede ser tentador, pero no te olvides de que tu tarea es ofrecerle una variedad de alimentos saludables. Tu bebé decide cuánto come. Si tiene hambre, comerá otros alimentos cuando ya se hayan acabado sus favoritos.

Observas las expresiones de tu bebé

La expresión facial del bebé te dirá mucho sobre lo que está pensando, pero no te confundas. Un alimento nuevo puede suscitar una respuesta de sorpresa solo porque es algo que no ha probado antes. No quiere decir que no le guste ese alimento.
Recuerda que incluso los alimentos que piensas que no le gustan mucho se podrán convertir en favoritos después de algunos intentos a lo largo de varios días o semanas. Como siempre, presta atención a lo que te indica tu bebé cuando tiene hambre y cuando ha comido suficiente, y sigue su iniciativa.

No le das a entender que a ti no te gusta

Si le estás dando un alimento que a ti no te gusta especialmente, intenta que no lo note. No frunzas el ceño ni aguantes la respiración cuando pruebe un bocado. Al igual que tú lees su rostro, él lee el tuyo y podrías provocar que el bebé no quiera comer.