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Padres e hijos: construye una relación sana

“Es un hombre sabio el que conoce a su propio hijo”, William Shakespeare. Y es que el vínculo padres e hijos debe construirse día a día, interactuando, compartiendo tiempo y experiencias. En la sociedad actual la figura del padre y de la madre han cambiado notablemente. Ahora sus roles son más similares y lo es también el tiempo de dedicación que pueden ofrecer.

4min de lectura May. 31, 2017

Diversos estudios psicológicos aseguran es la figura del padre la que ayuda a desarrollar mayor autonomía e independencia en el hijo, además de una mayor adquisición de valores sociales y desarrollo moral. 

La relación padre e hijo empieza a forjarse más a partir de los dos o tres años de edad. Es entonces cuando los niños comienzan a tomar más conciencia de esa figura, que hasta ahora había sido eclipsada en cierto modo por la materna.

 

Poli bueno, poli malo: un gran error de los padres con sus hijos

En muchas familias los padre adquieren roles muy dispares en la relación con sus hijos y su educación. La madre se convierte en la figura responsable y autoritaria, mientras que el padre es un compañero de juegos y prácticamente un cómplice en las trastadas. Esta dinámica resulta, a medio y largo plazo, desfavorecedora para los hijos, pues ellos necesitan que la autoridad provenga de ambos progenitores, que en suma son su pilar más importante.

 

Tiempo de calidad compartido entre los padres e hijos

Para transmitir a los hijos los valores como el respeto, la generosidad, el esfuerzo o tolerancia es necesario compartir tiempo y experiencias entre padres e hijos que pongan en contexto estos valores. De esta forma los hijos vivirán distintas situaciones con los padres en los que se pondrán de manifiesto estos valores y observarán su reacción, adquiriéndola como patrón para su propia conducta. Además, los padres deben procurar que los hijos sean conscientes de lo ocurrido, explicando el por qué. Por ejemplo, si padre e hijo van en bicicleta y presencian cómo otra persona se cae, y en ese momento el padre le presta ayuda, el hijo comprenderá que debe hacer lo mismo en situaciones similares.

 

Conocimiento propio

Durante la niñez y la adolescencia es cuando se va forjando el carácter de los niños y su personalidad. Cuando, de pequeños, empiezan a ser conscientes de “sí mismos” como individuo, ellos forjan su imagen a través de los ojos de los padres. Y cada uno, padre y madre, le transmitirá una imagen de sí mismo complementaria, siendo ambas necesarias. 

 

Aprender a escucharle y comunicaros

“¿Y por qué? ¿Y por qué? ¿Y por qué?”. La comunicación con los hijos en ocasiones puede resultar algo agotadora. Cuando son muy pequeños y tienen dificultad para hablar se puede caer en el error de terminar las frases por ellos para ahorrar tiempo y, cuando son algo mayores, la mayoría pasan por la fase de preguntar el “por qué” de absolutamente todo. Pero hay que tener paciencia, pues saberle escuchar y establecer una buena comunicación es el mejor pegamento entre padre e hijo, pues creará complicidad entre ellos. Al prestarle atención sentirá que realmente es importante y, además, se establecerá una dinámica de comunicación que resultará muy beneficiosa para la etapa adolescente, en la que acostumbran a encerrarse en sí mismos. Explicarles las cosas detenidamente y contestar a sus dudas y preguntas reforzará el vínculo, el respeto y construirá una buenísima relación.

 

Evitar el no tajante

La forma en que los padres se comunican con los hijos es determinante para su relación. El “no” a secas, sin ir acompañado de una explicación, solo provocará la frustración en el pequeño, pues necesita saber el por qué de las cosas. Es necesario intentar hacer comprender a los hijos los motivos de una decisión, aunque no les guste incluso después de haber escuchado el razonamiento.

 

Cómo darle seguridad a través de la relación de los padres y bebés

Proyectar al hijo hacia el futuro, planificando viajes y actividades que podéis hacer juntos, reforzará la seguridad del hijo en el vínculo con su padre, haciéndole saber que por mucho que crezca o pasen los años siempre podrá contar con él.